Es frecuente encontrarnos con muchos ciclistas que acuden al médico o fisioterapeuta con un diagnóstico de condromalacia rotuliana o similar (condropatía rotuliana, síndrome femoropatelar, etc) que no dejan de ser en ocasiones diferentes etiquetas para un mismo problema.
En esta entrada no pretendo hacer una revisión extensa de sus causas y factores asociados, ya que hay mucho escrito y fácilmente accesible, sino ayudar a muchos ciclistas a entender qué significa un diagnóstico de este tipo, qué implicaciones tiene en su vida real y en último término aportarles soluciones prácticas que les permitan seguir practicando ciclismo.
Artículo redactado por el Dr. Pablo Herrero Gallego. Diplomado en Fisioterapia, especializado en el área de Fisioterapia Invasiva y Dolor Miofascial. Doctor en Fisioterapia por la Universidad de Zaragoza con Mención Europea.
Actualmente es Docente e Investigador de la Universidad San Jorge, siendo Director del Grupo de Investigación iPhysio. Autor de La Guía «La salud del ciclista» .
Disponible en ebook en Amazon, Apple y Google Play
Es frecuente que cuando cualquier ciclista tiene dolor en la rodilla y visita a un especialista médico obtenga un diagnóstico basado en la imagen, bien a través de una resonancia o de una ecografía, según cual sea la estructura que el médico quiere valorar.
En esta entrada usaremos como ejemplo la resonancia, que permite ver cambios estructurales a diferentes niveles, y dejaremos a un lado la ecografía, reservada más para lesiones de tejidos blandos superficiales como es el caso de patología en el tendón rotuliano, que abordaremos en futuras entradas por ser también muy frecuente en ciclistas.
El problema de la sociedad en la que vivimos es que cada vez se da más importancia a la parte de diagnóstico por imagen y se dejan de lado otros aspectos muy relevantes como la exploración física o funcional.
Es decir, lo que aparece en imagen es importante considerarlo, pero no por ello deben despreciarse otras fuentes de información, incluyendo la sintomatología del paciente y los factores que la hacen aumentar o disminuir, que pueden resultar claves en un diagnóstico correcto.
Es frecuente por tanto que tras sufrir dolor de rodilla inespecífico en la zona de la rótula, un ciclista sea sometido a una resonancia y acabe con un diagnóstico de “condropatía” o “condromalacia”, si su cartílago muestra zonas de desgaste, que por otro lado son frecuentes y normales conforme pasan los años, y que no por ello deben dar síntomas o provocar dolor.
Quizá alguno leyendo esto se lleva las manos a la cabeza y le cuesta creer que pueda salir un cartílago “desgastado” en una resonancia y sin embargo que no sea ese cartílago el que esté provocando el dolor que sufre mientras pedalea.
Pues bien, no sólo esto puede ser así, si no que recientes estudios científicos han demostrado que no existe ninguna relación entre daños estructurales en el cartílago y síntomas en el paciente(1).
Ahora bien, también ocurre el caso contrario, con ciclistas a los que se les hace una resonancia que no muestra ningún tipo de “desgaste” o lesión en el cartílago y donde sin embargo se quejan de mucho dolor, lo cual no deja de ser desesperante ya que a muchos de ellos les acaban diciendo cosas del tipo “el dolor está en tu cabeza” o que no hay una causa y por tanto no se puede tratar.
Una vez expuestas estas dos situaciones contrapuestas, en las que muchos de los lectores pueden haberse visto reflejados, hay que señalar que no todo es blanco o negro, ni todo tan sencillo como para ser resumido con una etiqueta diagnóstica, y de hecho la realidad suele ser la contraria, es decir, la de diferentes causas y factores interrelacionados que es necesario tratar.
Para poder explicar esto mejor os pondré el caso de un ciclista, que actualmente sigue compitiendo como profesional, y que detuvo su carrera temporalmente tras sufrir una supuesta “condropatía” rotuliana.
Tras consultar a diferentes especialistas médicos, decidió operarse para realiza una “limpieza” del cartílago, y las posteriores revisiones médicas mostraban claramente cómo su cartílago había mejorado.
Ahora bien, tras la recuperación quirúrgica y no encontrar mejoría, me visitó para tener una segunda opinión y una de las cosas que llamaban la atención era la gran cantidad de contracturas (también llamadas puntos gatillo miofasciales) que tenía en el recto femoral, y que se sabe que pueden reproducir dolor en la rótula muy similar al descrito para una “condropatía” rotuliana.
En este caso concreto tras realizarle varias sesiones de punción seca y una reeducación de la extremidad inferior, el ciclista fue mejorando hasta quedar sin dolor y volver a su actividad ciclista normal.
Con esto sólo quiero poner un ejemplo de cómo a veces un ciclista puede tener en una resonancia “desgaste” de cartílago y sin embargo que esto no dé dolor, y también lo contrario, que estructuras que no aparecen en una resonancia sean las responsables de dolor y pasen desapercibidas y por tanto no se traten.
Por este motivo, y basado en las últimas evidencias científicas, la primera idea que me gustaría poderos transmitir con este ejemplo es que si alguna vez os diagnostican una “condromalacia” o “condropatía” rotuliana es que dicho diagnostico ni puede ni debe basarse en una sola prueba, y que es necesario unir las pruebas de imagen a los síntomas para ver si existe una relaciono entre ambas, así como explorar otras muchas causas que no salen en imagen.
Una vez que se encuentra la causa, la paradoja es que aunque el tratamiento puede diferir, es cierto que muchos de los factores que perpetúan un problema de este tipo son similares.
Es decir, en cualquiera de los dos casos mencionados será frecuente encontrar un ciclista con contracturas, mala dinámica de la rótula, pérdida de fuerza o alteraciones en el reclutamiento muscular, que al final se traducen en tratamientos que deben enfocarse a diferentes niveles para tener éxito.
Entrar en tipos de tratamiento daría para una entrada completa, y creo que esto es algo que cae más dentro del área de los profesionales de la salud, por lo que sin entrar en detalles sobre tipos de tratamiento posibles y su efectividad, creo que resulta más interesante que el lector entienda cómo se puede intentar mejorar este tipo de problemas mediante pequeñas adaptaciones de la postura.
Cuando se realiza un “bikefitting”, al final lo que se hace es colocar al ciclista dentro de unos márgenes de la forma más personalizada posible, y aquí entra en juego precisamente entender cómo ciertas lesiones o antecedentes de las mismas deberían quizá hacernos ajustar esos márgenes todavía aún más.
Por este motivo, cuando un ciclista tiene problemas de este tipo, la recomendación es principalmente que vaya lo más alto y retrasado posible dentro de esos márgenes, ya que se sabe que posiciones bajas y adelantadas generan una mayor compresión de la rótula, y aunque este hemos explicado que es sólo uno de los factores posibles que provocan dolor, no está de más hacer esta comprobación sobre la postura y ver si los síntomas mejoran, lo que le será además de gran ayuda al fisioterapeuta para llegar a un adecuado diagnóstico.
Además, no todo es postural, ya que una cadencia baja implica por ejemplo un mayor tiempo de compresión y por tanto, en teoría, un ciclista debería notar mejoría con cadencias más altas si el problema está al menos parcialmente relacionado con irritación del cartílago.
También es frecuente encontrarte con muchos ciclistas a los que se les prohibe la práctica de ciclismo por tener esta “condromalacia”, cuando precisamente montar en bici es una de las opciones más recomendadas para este tipo de problemas.
Siempre que el ciclista respete una actividad que no agrave su dolor, ya que precisamente tener una vida activa y la práctica de ejercicio ha demostrado ser uno de los mejores predictores de una evolución favorable en lesiones musculoesqueléticas.
En definitiva, y como resumen a esta primera entrada, espero que te haya servido si tienes o has tenido alguna lesión de este tipo para que entiendas que muchas “patologías” que se diagnostican no tienen una causa tan estructural y que existe un “sobre-diagnóstico” de este tipo de “problemas” en muchas ocasiones, que además implica en muchas ocasiones caer en pensamientos y actitudes catastrofistas del tipo “el cartílago no se regenera” o “no es posible tratarlo” y que además han demostrado ser negativas para la recuperación al favorecer un rol menos activo por parte del paciente.
Are Patellofemoral Joint Alignment and Shape Associated With Structural Magnetic Resonance Imaging Abnormalities and Symptoms Among People With Patellofemoral Pain?
Marienke van Middelkoop, PhD,*† Erin M. Macri, PhD,‡ Joost F. Eijkenboom, MSc,† Rianne A. van der Heijden, MD, PhD,§ Kay M. Crossley, PhD,‖ Sita M.A. Bierma-Zeinstra, PhD,† Janneke L. de Kanter, MD,§ Edwin H. Oei, MD, PhD,§ and Natalie J. Collins, PhD¶
Suscríbete al canal de Youtube de Planifica tus pedaladas con Chema Arguedas